Con la llegada de la primavera, los días se hacen más largos, las temperaturas suben.. y también llega la muda del pelaje del caballo. Nuestro compañero se deshace de su largo pelaje de invierno para dar paso a uno más fino de cara al verano pero, ¿podemos ayudar a nuestro caballo en este proceso?

El pelaje largo y grueso de invierno ya no hará falta a nuestros caballos y, por ello, comienza la muda, un proceso que según el tiempo que haga y del caballo, puede ser más o menos rápido. Para ello os sugiero algunas herramientas para ayudar a nuestro caballo a dar la bienvenida a la primavera.

1. Rasquetas: el uso de la rasqueta es lo más accesible para muchos de nosotros para deshacernos de los pelos de invierno. En el mercado podemos encontrar distintos de rasqueta -de plástico, de goma o metálicas- y, según las partes del caballo, podemos usar unas u otras.

2. Baño: el baño, además de refrescar a nuestro caballo, también puede ayudarnos a quitar el pelaje de invierno sin que queden volando por el aire y/o se nos pegue a la ropa y piel. Ayudarnos de una rasqueta de goma nos permitirá para profundizar en el pelaje de nuestro caballo y sacar mayor cantidad de pelo. Es un método bastante efectivo pero, cuidado, no es recomendable bañar a nuestro caballo a menudo porque puede provocar problemas en la piel.

3. Herramientas especializadas: en el mercado hay distintos utensilios perfectos para esta época. He podido encontrar guantes e incluso «cuchillas» para deshacerse del pelo sobrante. Probamos hace unos días el Ezze Groom de Smart Grooming y, la verdad, resultó ser bastante efectivo notándose mucha diferencia con los primeros usos.

Otras maneras de que nuestro caballo se olvide del pelo de invierno es sacarle al prado, donde puede rascarse, rodar, etc., e ir quitándose el pelo sobrante sin que nosotros tengamos que hacer nada.

¿Vosotros como os deshacéis del pelaje de invierno? ¿Tenéis algún truco especial? Recordad no tirar el pelo sobrante de nuestro caballo, los pájaros pueden usarlo para construir sus nidos.

Un abrazo, 

Silvia