Hace unos días, pudimos ver a través de las redes sociales unas fotos de un caballo llevando «zapatillas» de marca diseñadas por «Horse Kicks» y he querido investigar un poco sobre el tema, ¿os animáis a descubrir de qué trata este asunto?

El diseñador de zapatillas personalizadas Marcus Floyd, se ha unido con VisitLex, centro de turismo de su Lexington (KY) natal, para hacer estas «zapatillas» customizadas para caballos, pensando en los grandes ejemplares Pura Sangre que correr en las carreras de caballos.

Lexington se denomina como la capital mundial del caballo, ya que allá donde mires, hay un sin fin de ranchos en los cuales, principalmente, se crían caballos Pura Sangre de carreras. Además, allí se encuentra el famoso Kentucky Horse Park donde se disputan infinidad de competiciones y se pueden realizar diferentes actividades relacionadas con los caballos.

Pero, ¿Cómo son estas «zapatillas» de Horse Kicks? Según cuenta el mismo Marcus Floyd en su cuenta de Instagram, se trata de una bota para caballos (como las que podemos encontrar en nuestras tiendas hípicas de confianza).forrada con los los materiales necesarios para que aparente ser la zapatilla de la firma que deseemos.

El 24 de octubre se abrirá de manera oficial la tienda online donde, si lo deseamos, podremos comprar unas zapatillas personalizadas para nuestro caballo a partir de 1.200 euros, y el 10% de los beneficios están destinados a obras de caridad en el area de Lexington. También se hará una subasta de algunas piezas ya realizadas el día 12 de Noviembre en la Sneaker Ball Lex: A KOTD Affair.

¿A vosotros que os parece? A mí, personalmente, no me parece práctico e incluso innecesario… si es que pretendemos usarlas con nuestros caballos (si lo queremos por el folclore y para decorar nuestra casa con ellas… ¡yo ahí no me meto, jajaja!). Pero si se trata de una campaña publicitaria, ¡desde luego que es de lo más original!

¿Se lo pondríais a vuestros caballos? ¿o preferiríais tenerlos para adornar vuestra casa? Decidme que opináis en el espacio de comentarios.

Un abrazo,

Silvia

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