¡Bienvenidos a My Horseback View! Por fin nuestra web ha cobrado vida y no hemos podido empezar de mejor manera que hablando con Irene Gefaell, una chica entregada a los caballos y toda una inspiración para muchas personas. Esperamos que os guste.
1. ¿Cuándo descubriste tu pasión por los caballos?
Desde que era muy pequeña tuve la suerte de poder compartir momentos de mi vida con los caballos. Mi hermana mayor montaba y en alguna ocasión, siendo yo una niña muy pequeña me llevaba a ver los caballos. Por lo que me cuenta, adoraba estar allí y no quería que me llevasen de vuelta a casa. A ella le debo poder a día de hoy estar con ellos.
Cuando nos mudamos, teniendo yo casi seis años, no tenía contacto con equinos. Aún así, mis peluches y juguetes favoritos siempre lo eran. Si jugaba con las «Barbies» era porque tenía su caballo y remolque, incluso un libro de Barbies con caballos, también tenía una granja de «Playmobil» donde de nuevo siempre estaba con los caballos, y un par de ponis de «My little pony» que me llevaba a todas partes con un cepillo para sus crines.
Cuando por fin, gracias nuevamente a mi hermana, con nueve años encontramos una hípica relativamente cerca, me dejaron dar una clase. A partir de ahí mi pasión no dejo de crecer. Veía vídeos, pedía subir a la hípica, me acercaba a todo caballo que viera, los dibujaba, etc.
Recuerdo entrar a una página de compra-venta llamada «mil anuncios» buscando todos los días caballos baratos para enseñárselos a mis padres, a ver si colaba. Incluso llegué a ser una conocida criadora en un juego online de caballos, jajaja.
Y ya nunca más me separaron del mundo ecuestre, tenía más que claro que me gustaba. Y así año a año, llegamos al día de hoy.
2. ¿Qué nos puedes contar de tu yegua Sasha? ¿Hace cuanto comenzasteis vuestra aventura juntas?
Sasha es a la que se lo debo todo. Mi amiga, mi compañera, mi maestra. Crecimos y evolucionamos en este mundo juntas.
La conocí hace seis años, cuando tenía 14 años, casi 15. La había comprado un padre para su hija, pero aquella historia no acabo bien y se quedo sola y abandonada en la hípica donde yo montaba. Y antes de esto, paso por muchas otras malas cosas. Me apenaba mucho verla en la cuadra, además de que tenía muy mal carácter. No paraba de chillar, odiaba a los demás caballos, era arisca e incluso agresiva. Mi monitor me dejo ocuparme de ella y empezó nuestra aventura. Yo desconocía muchas cosas que sé hoy en día. Solo era una niña de escuela que disfrutaba a su manera junto a los caballos del centro y que vivía su pasión de la forma que podía. Aquello era un reto pero una gran oportunidad.
Tuvimos nuestros momentos difíciles, al principio costó mucho, no me atrevía a cogerle las patas para limpiar los cascos por miedo a mordiscos o coces. Si me subía no dudaba en querer tirarme y un largo etc. De haber sido ahora, hubiera sido más fácil, pero para aquellos tiempos era un carácter muy complicado de llevar. Pero, poco a poco, los malos tiempos fueron pasando. Veía esos vídeos tan bonitos que sube la gente con caballos felices jugando con ellos y pensaba «yo quiero poder hacer eso», los veía con los ojos abiertos como platos pensando las mil y una maneras que debería de haber y como podría lograrlo con ella.
Y, con el tiempo, se podría decir que nos hicimos grandes amigas. Yo tenía mis defectos, mi desconocimiento, pero lo hacía de la mejor manera que sabía, cada día evolucionando un poquito más. ¡Y que alegría cuando vi que quería estar conmigo! Poco a poco, esos chillidos al pasar por delante de su cuadra se volvieron relinchos cada vez que me escuchaba llamarla. Durante este primer tiempo aún no era mía, aunque la quería como tal. Pagaba parte de su mantenimiento y así podía seguir en la hípica, la cuidaba todo lo bien que podía.
Debido a X circunstancias, desarrolló asma, parecido pero no igual que en las personas. Cuando me lo dijeron se me calló el mundo. Aún a día de hoy se me saltan las lágrimas cuando pienso en aquellos tiempos. Al vivir estabulada empeoraba mucho, me pasaba todos los días en la hípica para poder sacarla. Deje de montarla pues en verano empeoraba por el calor, salía con ella pie a tierra al campo, cargando con sacos para poder recoger hierba y así evitar el heno que tuviera polvo etc… fue una etapa muy dura. Aunque me enseño una gran cosa, lo mucho que llegas a querer un caballo pie a tierra. Antes de esto montaba ya sin embocadura aunque aún la usaba, hacía trucos en libertad y demás, pero realmente ¿hasta que punto lo hacía bien? ¿era por mi o por ella? Tras esto, abandoné embocaduras, abandoné la idea que tenía anteriormente de lo que es un caballo, a pesar de que ya la quería mucho, que me daba igual no montar, que sabía mis pequeñitas cosas sobre ellos, vislumbre cuanto me faltaba aún, y realmente que tan importante era para mi.
Para mi sorpresa, incluso cuando volví a subirme a ella, pude hacerlo sin necesidad de nada incluso en el campo, esta vez realmente teníamos una relación, tras todas esas horas desde abajo. Ibamos de paseo a solas o con más caballos, a rutas, a saltos, la soltaba en el campo… todo, solo con un ramal al cuello. Como sabía que la vida en estabulamiento en su condición no era adecuada, busqué por todos los medios por encontrar una finca donde viviera en libertad ¡y la encontré! Gracias a un gran amigo y compañero, llamado Juan.
Oficialmente fue mi yegua y oficialmente nos fuimos a nuestro nuevo hogar, donde poco a poco, formamos una gran manada. Comenzamos Juan, Sasha, Domi, Chispas, Oso y yo, a día de hoy, somos muchos más.
Los primeros años aún mostraba signos graves de asma, se asfixiaba, tosía, etc. había probado todo para ello y no lograba resultados ¿pero sabes? ¡Ahora ya no! Para devolverle todo eso que hizo por mí, ya no me subo a ella, a pesar de que nunca he llegado a conectar con un caballo como con ella, mi relación es 100% pie a tierra. Ya no tose, ya no se asfixia, ya no ataca a otros caballos o animales, ya no ataca a la gente, ya no es arisca o agresiva, es una yegua tranquila y estable, que viene y va, que se acerca a la gente, que pasea suelta tras de mí y que vive feliz, y por lo tanto, yo también.
3. ¿Cómo descubriste la Doma Natural? ¿Fue antes o después de conocer a Sasha?
Como podéis leer anteriormente fue un proceso unido a Sasha y que fue largo. Realmente cambié mucho mi concepto de «doma natural» desde el primer día que dije que la hacía. Incluso ahora me da «miedo» usarlo, pues realmente ¿qué es? ¿existe o es una etiqueta? No sé si me explico, jaja
4. ¿Cuántos años llevas practicando la Doma Natural?
Comencé hace seis años con Sasha, buscando una manera alternativa de comunicarme. Empecé con algo muy banal, trucos, estar suelta… ahora estoy en ese largo e inacabable camino de conocer el mundo ecuestre.
Cómo piensan, qué piensan, cómo se comunican, cómo sienten, qué sienten, cual es su estructura en manada natural, como les afecta una estructura artificial, cómo se mueven y un largo, larguísimo etcétera. y con toda esa información, cómo puedo yo establecer una relación con ellos en diversas situaciones de la mejor forma posible.
5. ¿Con cuántos caballos trabajas actualmente?
A día de hoy, en la finca están cinco, Sasha, Domino, Chispas, Arabito y Roi. Aunque tengo la suerte de poder estar en contacto con más caballos que ayudo a domar, trabajar, solucionar resabios etc aunque en muchas ocasiones, se debe trabajar más con los dueños, jaja
6. ¿Tienes algún ídolo que te inspire a la hora de trabajar con los caballos?
Antiguamente si tenía ciertas personas muy presentes en lo que hacía, a día de hoy, respeto y admiro a muchas, y me sirvo de las cosas que puedo aprender de ellos, pero también intento ser flexible, adaptarme a lo que me diga el caballo aunque «en el manual» me ponga que haga otra cosa. He aprendido tantas cosas de tanta gente distinta, incluso algunas completamente distintas entre si, pero que en ciertas situaciones hasta se pueden complementar. He llegado hasta a improvisar, por lo que no sigo realmente un método. Aún estoy aprendiendo al fin de al cabo.
7. En el pasado Madrid Horse Week 2016 estuviste con Domino en la pista non-stop, ¿Cómo fue la experiencia?
Siendo sincera, muy dura, aunque a su vez, muy inspiradora. Estar tan lejos de casa, hacer un viaje tan largo con un caballo que nunca hizo nada similar, estar rodeada de personas que llevan muchos años en estos eventos… me quedaba tan grande que los nervios me comían.
Hubo sus momentos buenos, aunque no en su mayoría en la pista non-stop, allí todo lo que llevaba preparado lo tuve que cambiar. Domino estaba asustado cuando entraba a pesar de lo calmado que se mostraba fuera de ella, también admito que yo estaba igual. Había planeado un número en el que iba haciendo ejercicios según iba cambiando el ritmo de la música, pero como Domi estaba asustado no la use, pedí un micro e improvise, iba contando un poco lo que pasaba.
Y eso hice, hablé, intenté contar lo que queríamos hacer, lo que nos iba saliendo, nuestra historia, nuestros miedos, etc.
Para muchos en algún momento habrá sido desastroso, para mí fue una enseñanza muy grande, una prueba para Domi y, sobre todo, para mí, incluso alguna persona se acercó a nosotros y nos dio la enhorabuena por contener tan bien los nervios.
A Domino incluso se lo agradezco. Además me regalo momentos muy buenos fuera de la pista, justo uno en especial, había un grupo de personas discapacitadas que se acercó a nosotros justo cuando salíamos de la pista tras actuar. Me preguntaron, contaron cosas, lo acariciaron, les hicimos algunos trucos, y él se porto tan bien , y los chicos se reían y sonreían de oreja a oreja, que ese día me fui tan contenta, como si hubiéramos logrado el primer premio de algún gran concurso
8. Háblanos de la Asociación protectora Liberdade Equina, ¿en qué consiste vuestro proyecto?
Como Sasha, los demás caballos que tenemos han pasado malas historias, son nuestra inspiración. Junto a un grupo de amigos, creamos esta asociación con la idea de poder ayudar a más equinos que lo necesiten.
En Galicia, no hay ninguna protectora de caballos, muchos de los que se encuentran se subastan o se envían a carne. Otros tantos viven en condiciones nefastas soportando día a día malos tratos. Algunas pocas personas se paran a ayudarlos, incluso siendo protectoras caninas o particulares, pero es hora de que hubiera algo más. Y como se dice, si no lo haces tú, no lo harán por ti, así que nos dispusimos a crearla. Aún estamos comenzando, buscando terrenos con las condiciones necesarias para crearla, en cuanto papeleo ya lo somos oficialmente y nos quedan cuatro cosas como acabar la cuenta bancaria o la página web. Poco a poco, pero sin parar.
¡Esperamos estar en breves al 120%!
9. ¿Cuáles son tus planes de futuro?
Ahora mi meta son especialmente dos:
- Dejar realmente creada la protectora
- Aprender aún mucho más sobre caballos
Claramente tengo mis prioridades de trabajo, pero en estas tengo especial importancia. En la primera debido a que se necesita una en esta zona donde la gente pueda acudir y que los caballos tengan esas segunda oportunidad que tanto se merecen. Y en cuanto aprender, porque aún siento que lo que sé es como un pequeño granito en la playa, que no es nada solo y que necesita muchos otros granitos para ser una playa. Así que me encantaría tener la oportunidad de aprender más. De momento día a día, intentándolo con mis medios, en un futuro quien sabe, igual yéndome fuera.
10. ¿Una anécdota que quieras compartir con My Horseback View?
Tengo una que suelo contar debido a lo que me emocionó.
En esta etapa tan dura que os comenté del principio del asma de Sasha, donde deje de montarla y me pasaba horas y horas a solas con ella pie a tierra, un día me dejaron dar un paseo con un caballo y me hacía mucha ilusión. Como a ella no la quería dejar en la cuadra, la deje en una finca cerrada con pastor para que pudiera estar suelta y pastar.
Nunca mostró signos de carencia ya que como dije anteriormente, antes se mostraba muy agresiva con otros caballos, así que a solas conmigo estaba tranquila. Cuando vio que me alejé y la dejé allí, a pesar de ser una zona conocida, de estar suelta, de no tener carencias de estar con otros caballos, rompió el pastor, corrió hasta la hípica y se metió en su cuadra a la espera de que yo llegara. Cosa que no hizo otro día anterior, donde la había sacado una amiga mía y dejado a solas en aquella finca porque ese día yo no había podido ir.
En otra ocasión, donde la había llevado a pastar al monte con un ramal largo, me separé un par de metros en una curva para observar ya que había escuchado un tractor cerca y ella arranco un pequeño árbol donde estaba el ramal enganchado para salir al galope a mi lado. Esos gestos me emocionaron mucho. Y me demostraron que en todo ese tiempo que había compartido con ella, lo importante para ella era realmente ese tiempo juntas, pie a tierra, los que ella apreciaba. Y realmente sentí que ahora teníamos una relación sólida.
¡Queremos dar las gracias a Irene por habernos dedicado un poco de su tiempo y le deseamos lo mejor en sus futuros proyectos!
Además, queremos mandar nuestro apoyo a las familias afectadas por los incendios de los últimos días en la zona norte de España y Portugal, especialmente en Galicia.