Mi caballo y yo:
Laia y Cali
¡Llega una nueva historia a Mi caballo y yo! En esta ocasión, Laia nos cuenta su historia con Jalisco o Cali que, a pesar de las dificultades que tuvieron en su relación al comenzar su camino juntos, han conseguido entenderse y prosperar como binomio.
¡Buenos días, tardes o noches!
Vengo a contar la historia con mi caballo, ¡gracias por esta oportunidad de darnos a conocer a mucha gente que lo merece! Bueno esta es nuestra historia:
En agosto de 2019, fui a mirar caballos en una yeguada de Barcelona en la había caballos preciosos, ¡se movían de una manera increíble y estaban todos para ganar un concurso de morfología, jajaja! Entre esos caballos estaba un potro de 4 años recién cumplidos que parecía una sardinilla, flaco y nada musculado. Cuando me lo enseñaron, yo me sentí decepcionada después de ver a los caballos tan bonitos que tenían y yo me tenía que conformar con una sardinilla que apenas iba recto por la pista.
Fuimos a ver 2 caballos más, pero se pasaban de nuestro presupuesto que teníamos para un caballo así que nos conformamos con la sardinilla que se llama Jalisco, aunque todos lo llamamos Cali.
Después de una semana, llegó a mi hípica y estuve muy mal con él por unos meses… había días que sentía que progresaba pero, después, me frustraba porque lo único que hacía era tomarme el pelo. Llegué a un punto de malestar con él en el que pensé en venderlo.
Seguí con él, hicimos un concurso en casa… ¡y todo seguía igual! Cali estaba súper nervioso, yo muy tensa y un montón de gente mirando como Cali no paraba de chillar e intentar escaparse de la pista… Decidí retirarme en media reprise y, entonces, la juez me preguntó que qué hacía una niña de 13 años con un potro al que no lograba controlar, algo que no supe qué responder.
Después de ese día, empezamos a trabajar más seriamente y de forma organizada, dejaba a Cali días libres para ir a pastar conmigo o soltarlo en la pista, ¡cosa que antes no hacía y soy consciente de que está mal! Desde ese cambio de dinámica, todo fue a mejor, ¡hasta logramos concursar fuera de casa! No fue muy bien, pero no me retiré, no me frustre, mi amistad con Cali había mejorado desde entonces.
«Cuando por fin me reencontré con Cali, lo solté en la pista, y note que estaba muy pendiente de mí, venía corriendo buscándome, cosa que nunca hizo antes y significó mucho para mí».
Seguimos estrenado muchísimo a la cuerda y montando 2 o 3 días por semana con ayuda de mi profe y, por fin, logramos tener un caballo decente que no me tomaba el pelo, empezó a ser más cariñoso conmigo y yo con él.
Más tarde, llegó el virus a España y estuve tres semanas sin poder verlo y cuando por fin me reencontré con Cali, lo solté en la pista, y note que estaba muy pendiente de mí, venía corriendo buscándome, cosa que nunca hizo antes y significó mucho para mí.
Cuando la cosa se empezó a normalizar, seguimos entrenado como hasta ahora. Actualmente, voy cada día a verlo, monto 2 días, tiene otros 2 días de descanso, los cuales aprovechamos para pastar o para jugar un poquito a corretear por ahí y el otro es entreno pie a tierra. Pero, lo más importante, es que tanto él como yo estamos felices juntos, ahora mismo no me imagino mi vida sin él.
Ahora tengo 14 años y Cali no cumplió los 5 aún, ¡pero ha pasado de ser una de sardina a un tiburón, jajaja! Y esto es solo es el principio de nuestra historia, jejeje.
¡Muchas gracias por compartir tu historia con todos nosotros! No dudéis en seguir los pasos de Laia con Cali en su cuenta de Instagram @vacallito.
¿Quieres ser protagonista de la sección Mi caballo y yo? Solo tienes que escribir un email a info@myhorsebackview.com contando tu historia y la de tu caballo adjuntando imágenes en buena calidad.